Después de un noviembre sabático, encaro el fin de año con el propósito de cumplir mi objetivo de 24 posts el primer año de vida del blog. Me he dado un tiempo para releer lo hasta ahora escrito, ser autocrítico, e intentar dar mayor cobertura a otros géneros musicales mejorando la coherencia del “back” de cada canción y el área de recursos humanos a desarrollar en cada publicación. Obviamente, he pedido feed back, no sólo a melómanos, sino también a compañer@s de profesión ( que en más de una ocasión, coinciden ). Es curiosa la cantidad de “frikis” que descubres cuando escuchas de forma sincera la respuesta inocente a una pregunta sin aparente trascendencia ( pero eso da otra post …. ). He escuchado en varias ocasiones la misma pregunta: “¿acaso no te gusta el rock español?”. No es que no me guste, simplemente, en mi desarrollo musical, tengo más referencias extranjeras. Lo que es, es. En cualquier caso, en mi defensa diré que, de lo último que he escuchado, tengo que reconocer que me ha impresionado el directo de unos “niñatos” cántabro – vascos residentes en Castro Urdiales: Wet Weasel ( su disco “Lose your teeth” está colgado en Spotify ). Muy recomendables, habrá que hacerles seguimiento.
De aquella época de mi vida en la que vivía por y para escuchar música, recuerdo con emoción adolescente a “Los Deltonos”. Es un grupo Indie rock español originario de Muriedas, Cantabria (España). En sus inicios se compuso por un trio con Hendrik Roever voz y guitarras, Chewis, bajo y Mon, batería. Su sonido se aproximaba al blues o rythm ‘n blues, mezclando composiciones propias cantadas en castellano con clásicos del blues como Albert Collins, Freddie King o Albert King. En sus directos, llegaban a versionar a Red Hot Chilli Peppers, ZZ Top e incluso a Barón Rojo. Para cuidar de sus fans, fundaron el Club Enfermo, en honor a su canción-himno “Soy un hombre enfermo”, uno de sus primeros éxitos perteneciente a su primer LP “Tres Hombres Enfermos”. Hoy en día, gran parte de los seguidores originales nos seguimos autodenominándonos “Enfermos”. A finales de los 90, los DelTonos pasaron una etapa oscura debido a una prohibición judicial de grabar o actuar en directo por un presunto incumplimiento de contrato con la compañía que produjo sus primeros LPs, La Fábrica Magnética, llegando a ser calificados por el juez de “Grupo Intelectualmente Violento”. De esta etiqueta se apropiarían y harían gala durante su período de actuaciones “encubiertas”. Tras varios años de litigios judiciales, llegan a un acuerdo y graban “Ríen Mejor”. La evolución personal y musical durante los cuatro largos años sin grabar hacen que este nuevo disco con sonidos mucho más duros y más cercano al funk-metal se reciba con cierta perplejidad sobre todo entre la vertiente más purista de su audiencia, que no acaba de entenderlo. A mi me encantó.
Es difícil quedarme con una sola canción de “Ríen Mejor”, pero me gusta especialmente “El último número”. Al escucharla con canas me viene a la cabeza ese compañer@ de curro que tod@s hemos tenido: tóxic@, trepa, sin valores, que llega alto con escalera corta, pidiendo perdón antes que permiso, y que cuando por fin se la pega, se la pega de verdad. La semana pasada me lo traducían como “sneaky fallen” ( furtivo caído ). Cuando eso ocurre, es humano sentir lástima, y desearle/a que por su bien se enmiende /a. Normalmente, es necesaria ayuda externa, pero esa decisión forma parte del autodesarrollo de la persona afectada. Para que entendamos mejor lo que quiero decir, os recojo el literal de la canción:
Una la ganaste, esa es para ti;
una te la trabajaste bien, dejémoslo ahí.
Has pagado el precio, perdiste un riñón
pero vigila tu salud, no tienes más que dos.
Tanta inteligencia tiene que sentar mal,
una persona tan brillante y tan poco cabal.
Ahora te das cuenta, observas con horror
que tu pequeño imperio ya no puede ir peor.
Mira tu pulso,
las gotas de sudor.
Tienes calor,
ya va a salir
el último número.
Ahora que me dices qué puedes hacer,
creo que ya no te queda nada por perder.
La suerte no es idiota, solo cometió un error,
ahora se ve quien era bueno y quien es mejor.
Os dejo también en enlace para que podáis escucharla:
https://music.youtube.com/watch?v=W_PiCIplWLE
Los profesionales de recursos humanos tenemos que ser capaces de anticipar y orientar este tipo de situaciones dentro de nuestras organizaciones. La retención del talento también pasa por saber aflorar las habilidades blandas de nuestros futuros seniors. Es determinante tener una política de evaluación de desempeño coherente, por un lado, con la estrategia de formación y desarrollo, y por otro, con el plan de carrera y sucesión. En este sentido, más allá de una moda pasajera o una estrategia empresarial, las disciplinas de Mentoring y Coaching se han consolidado como herramientas clave de retención de talento. Por lo general, dentro de las organizaciones debiéramos designar mentores que ayuden a canalizar el talento hacia un desarrollo ascendente y productivo. Adicionalmente, aunque no siempre, es importante contar con un coach que ayude a pre seniors clave de la organización a controlar sus “demonios”.
Pero entonces, ¿cuando necesitamos un mentor o un coach?. Ambas son disciplinas que facilitan el desarrollo del talento a nivel individual y organizacional, pero su orientación y método difiere en gran medida. Mientras que el Coaching se centra en el conocimiento de uno mismo, permitiendo a la persona encontrar sus propias respuestas, el Mentoring busca guiar profesionalmente al individuo a través de una transferencia de conocimiento y experiencias. Podríamos decir que Coaching es la herramienta para desbloquear el potencial “ayudando a aprender”, mientras que Mentoring desarrollaría el talento “enseñando a aprender”. De esta manera, el mentor representa la figura del orientador, aquel experto que cuenta con antigüedad y amplia experiencia dentro de una organización, que orienta estos conocimientos para ayudar a otras personas dando información, consejo e incluso advertencias sobre lo que resultará más beneficioso para su carrera profesional. El coach, a diferencia del mentor, no necesita contar con experiencia concreta relativa al ámbito profesional del coachee. Su tarea va más orientada a generar autoconocimiento en el coachee, potenciando su capacidad de desarrollo profesional, o dicho de otra manera, el coach ayuda al coachee a encontrar sus propias respuestas, a conocer qué es lo que está limitando su desarrollo profesional y cómo desbloquearlo. En cualquier caso, tanto si elegimos la opción de Coaching como de Mentoring debemos saber que el final lo escribiremos nosotros mismos: valores como el compromiso, la responsabilidad, el respeto y la honestidad, garantizarán el éxito de los procesos tanto de Mentoring como de Coaching. Además, en el caso de este último, un valor añadido e imprescindible por parte del Coach es su compromiso de garantizar la confidencialidad durante todo el proceso. Por tanto, es importante que planteemos estos procesos como una relación de dos, con responsabilidad compartida, con una comunicación bidireccional, buscando en cada sesión la sinceridad y el respeto mutuo. Sólo así conseguiremos avanzar en el mismo sentido.