“Relaciones Laborales no hace soft. No desarrolla ni retine talento. No hace equipo ni genera compromiso dentro de la organización. Soluciona problemas”. Lapidario. Hubo un tiempo en que las organizaciones asumían un modelo de Relaciones Laborales en el que siempre había un interés opuesto, con acuerdos puntuales a corto y relaciones sindicales sin vocación de continuidad. De forma similar al “Charlie don´t surf” del Coronel Kilgore en Apocalypse Now ( Robert Duvall ), l@s Relaciones Laborales estaban encasillad@s:

Debido a esta máxima, varias generaciones de grandes profesionales transitaron por las organizaciones con un cartel de “utilizar sólo en caso de emergencia”. En el banquillo, entrenando en la banda, viendo cómo el resto jugaba un partido en el que sólo les/las sacaban si las cosas se torcían. En ese momento, megafonía ponía su canción, les/las soltaban la correa quitándoles el bozal, y salían al campo al grito de “me gusta el olor a napalm por la mañana”:
En Apocalypse Now, Francis Ford Coppola, nos hace reflexionar sobre esta cuestión, sobre lo que se pierde al ser aquello que nunca se debió ser. Según el Coronel Kurtz (Marlon Brando), antihéroe y némesis del capitán Benjamin L. Willard (Martin Sheen): “Necesitamos personas que tengan moral pero que, al mismo tiempo, puedan utilizar sus instintos primarios para matar”. En mi opinión, esta contradicción anticipa la razón de ser de un modelo avocado al fracaso. Las organizaciones no necesitan “assassins”, sino buenos profesionales – profesionales buenos que promuevan modelos de gestión por confianza a través de relaciones laborales colaborativas. En este sentido, una empresa debe tener una misión, visión y valores (re)definidos, coherentes con su estrategia, y promover liderazgos que faciliten un (re)alineamiento “ágil” de todos sus miembros . Esta es la verdadera esencia de la nueva forma de hacer relaciones laborales.
En cualquier caso, no podemos olvidar que este es un blog de música, y la razón de hablar de Apocalypse Now no es otra que poner en valor una magnífica banda sonora totalmente alineada con el mensaje que Coppola intentaba transmitir. En este sentido, la película comienza y acaba con una canción icónica, The End, interpretada por The Doors. En su versión original, la canción tiene una parte hablada: “The killer woke up before dawn …”. En esa parte la letra llega a un clímax dramático “Father / Yes, son / I want to kill you / Mother / I want to fuck you”. En la autobiografía de John Densmore, “Riders on the Storm”, recuerda cuando Jim Morrison explica el significado: “Matar al padre, se reduce a esto, matar a todas esas cosas en ti mismo, que te han inculcado, que no son tuyas, son conceptos ajenos que no vienen de ti mismo y deben morir. Joder a la madre es muy básico, y significa volver a la esencia, a lo que es la realidad, no la interpretación de los hechos. Así que lo que Jim dice al final de la canción, es que hay que matar a los conceptos ajenos, volver a la realidad, al comienzo de los conceptos propios no los inculcados»
Otra de las grandes canciones que Coppola incluyó en la banda sonora de la película fue Satisfaction, de los Rolling Stones. Fue el tema que los popularizó. En ella se refleja «el mundo de los sesenta», las esperanzas de su generación y el cinismo de la época. Su referencias antisistema fueron vistas como un ataque al statu quo de la época. No obstante, en el 2006 un jurado compuesto por expertos en preservación de música y sonido de los Estados Unidos la anexó en el Registro Nacional de Grabaciones de la Biblioteca del Congreso de Estados Unidos debido a su «relevancia cultural o histórica» en la vida norteamericana. Jagger escribió toda la letra menos el verso “Can’t get no satisfaction”. Esa parte fue una idea de Keith Richards e inspirada en la canción “Thirty Days” de Chuck Berry. La canción trata sobre un hombre que busca autenticidad, pero que no logra encontrarla, y habla de una voz que anuncia información inútil, pero que promete elevar la imaginación de quien la compre.
En conclusión, sin coherencia interna, la necesaria adaptación al nuevo modelo se hace más compleja. Por suerte, es más sencilla la transición de “hard” a “soft”, que de “soft” a “hard”. En cualquier caso, y por lo que a relaciones laborales se refiere, las leyes de la física se mantienen inmutables. Para contener la expansión de un “gas”, siempre hay que ejercer una presión física, que será mayor o menor en función de la situación ( Ley de Boyle-Mariotte ). El/la buen profesional deberá saber diferenciar cuando ser “soft” o “hard”, y para ello, deberá haber recorrido ambos caminos. Si fuera fácil, lo harían otros.

