EL CLUB DE LA QUEJA

¿Qué tiene que ver la canción “Heart-Shaped Box” de Nirvana con el tema “Where is my mind” de Pixies?. Ambos son himnos de una generación, “My generation”, la generación X: inconformistas, comprometidos, algo depresivos, y por qué no decirlo, en ocasiones demasiado quejicas.

La primera canción es una singular carta de amor de Kurt Kobain propia una relación tumultuosa como la que tuvo con Courtney Love: “Hey, Wait, I got a new complaint, Forever in debt to your priceless advice”.

Por su parte, la canción de los Pixies habla de detenerse, echar la vista atrás y pensar si el camino recorrido es el acertado: “With your feet on the air but your head on the ground”. “Where Is My Mind?” suena de fondo en la última escena de la película Fight Club: Edward Norton y Helena Bonham cogidos de la mano tras haber detonado los explosivos que hacen caer al centro financiero de la ciudad. En este sentido, El Club de la Lucha intenta describir la angustia que provoca el conflicto interno de toda una generación que tiene un un sistema de valores dictado en gran medida por la cultura publicitaria, y que cuya principal máxima es “podemos lograr la felicidad espiritual a través de equipamiento casero”. En este contexto, el alter ego imaginario de Edward Norton, Brad Pitt, desarrolla Proyecto Mayhem y sus reglas maestras, las reglas del Club de la Lucha.

En consecuencia, somos hij@s de nuestro contexto. La frustración y la queja han formado parte de nuestro desarrollo personal y profesional. Nos gustan las relaciones complicadas que acaban en un “Forever in debt to your priceless advice”, y buscamos experiencias que nos exponen a estar “With your feet on the air but your head on the ground”. Sabiendo esto, y previendo la consecuencia lógica de tener que gestionar un talento como éste, las empresas debemos desarrollar nuestras propias reglas del Club de la Queja.

La primera regla del Club de la Queja es: debemos hablar del Club de la Queja:

“La segunda regla del club de la queja es: escucha la queja”:

Algunas personas se quejan porque creen que no se les escucha. Repiten la misma queja hasta que alguien la valida. Si se sienten escuchados es posible ( pero poco probable ) que la necesidad de repetir un mensaje negativo desaparezca.

“La tercera regla del club de la queja es: intenta reformular la queja“:

A veces las personas que se quejan sólo necesitan que se les ajuste la perspectiva. Intentemos ayudarles a reformular su situación. Ofrezcamos una perspectiva diferente de la situación o de la acción a la que dedican esfuerzos a criticar.

“La cuarto regla del club de la queja es: favorece participar en la solución de la queja”:

Normalmente, las personas que se quejan drenan la energía de sus audiencias. A menudo su discurso les empodera, y ganan adeptos colocando la culpa en un tercero. No prejuzgar puede ser una buena técnica de aproximación: si no se acercan, nos acercamos. No basta con animarles a que sean más positivos, la mejor de recuperarles es hacerles participes de la solución, no sólo que planteen el problema.

“La quinta regla del club de la queja es: “basta ya de tanta queja”:

Si todo lo anterior no funciona, pedagogía. Debemos disciplinar, que no sólo sancionar. Si un individuo tiene el hábito de ser negativo, es posible que hayan adquirido el hábito sin darse cuenta, alienémosles. Nos toca cambiar un comportamiento inadecuado por otro más conforme con la cultura de empresa.

Gracias por la lectura. Espero os haya gustado. A vuestra disposición, no os cortéis, sin feed back, la realidad se estanca.

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