VERGÜENZA TORERA

Nunca me cansaré de reivindicar la trascendencia musical del gran Rosendo Mercado. En esta ocasión, rescato un álbum con tema homónimo soberbio. Con “Vergüenza Torera”, decimoquinto álbum de estudio del de Carabanchel, vuelve el Rosendo más “encabronado”. El madrileño, harto de una falta de integridad generalizada, se marca una de las letras más directas de toda su trayectoria. La canción es pegadiza, con un estribillo impresionante, y un sonido duro pero a la vez dramático acorde con lo que la letra nos quiere decir:

La magistral reflexión del gran Rosendo Mercado da pie a desarrollar lo que entiendo debiera ser uno de los principios programáticos de cualquier organización: generar entornos de seguridad psicológica dentro los equipos que permitan el afloramiento de modelos “íntegros” de gestión por confianza.

La integridad es la base sobre la que establecemos nuestras relaciones con otros. En ética, la integridad es considerada como la veracidad de las acciones de uno mismo. Ser congruente entre pensar, hablar y actuar. En este sentido, la integridad es uno de los valores fundamentales que busca cualquier empleador. Tener un alto grado de integridad en el trabajo significa que eres confiable y confías en los demás, practicas y fomentas una comunicación abierta y honesta, y te haces responsable de tus acciones. Mantener la integridad en el trabajo es crucial en todos los niveles. Tener integridad ayuda a fomentar un ambiente de trabajo abierto y positivo, y un enfoque ético para la toma de decisiones.

Construir la integridad dentro una organización debe empezar por la propia empresa. El “camino” requiere de la implantación de un modelo de gestión por confianza. En este sentido, el desarrollo de la inteligencia emocional, entendido como la capacidad de percibir, controlar y evaluar las emociones, debe ser uno de los puntales sobre los que cimentar dicho cambio.

Daniel Goleman, en su libro “Emotional Intelligence”, demuestra la relación directa entre el coeficiente de  inteligencia emocional de un líder y los resultados empresariales. Los líderes más emocionalmente inteligentes son capaces de generar un ambiente interno integrador de las necesidades del equipo y de los objetivos de la empresa. Recientes estudios en la materia señalan que los gerentes de empresas que han recibido algún tipo de formación en inteligencia emocional han incrementado la productividad de sus empresas en un 18.1%. Al respecto, en su libro “Inteligencia Emocional en la Empresa”, Goleman realiza una clasificación de las aptitudes fundamentales que constituyen la inteligencia emocional:

  1. Conocimiento. El liderazgo es más sólido en cuanto las personas tienen un nivel de autoconomiento mayor, pues son capaces de llevar a cabo una evaluación realista de sí mismas, sus pensamientos y sus comportamientos.
  2. Autocontrol. El potencial crecimiento de la compañía y de liderazgo depende de la capacidad de gestionar o redirigir las acciones impulsivas y las emociones.
  3. Automotivación. El líder con capacidad para automotivarse tiene, a su vez, la capacidad para contagiar pasión y entusiasmo por el trabajo, lo que redunda, también, en el compromiso de los empleados y en la superación de los fracasos.
  4. Empatía. Un líder con la virtud de comprender y responder adecuadamente a las emociones de otras personas,  favorece la retención del talento, la evolución del equipo y, por tanto, la mejora de la competitividad de la empresa.
  5. Habilidades sociales. Por regla general, cuando se tienen buenas habilidades sociales se es un buen jugador de equipo que quiere ver brillar a los demás.

Una vez asegurada la inteligencia emocional a nivel organizativo, la implantación de un modelo de gestión por confianza precisa del siguiente plan de acción:

  1. Cada persona, en su lugar. Es importante que cada empleado realice las actividades que está capacitado y formado. Si una persona está desempeñando una labor fuera de sus competencias y habilidades profesionales pronto se va a desmotivar. Produciendo estrés o frustración cuando no se sienta segura en sus tareas.
  2. Cada persona, parte del todo. Cada manager deberá reunirse periódicamente con su equipo para hablar con ellos, preguntarles cómo se sienten e interesarse por sus cuestiones profesionales pero también personales. En estas reuniones también deben establecerse metas y objetivos comunes, donde el equipo tenga claro cuáles son sus funciones dentro del engranaje, haciéndolos sentir pieza fundamental en el logro de dichos objetivos.
  3. Valora lo que se tiene. Se debe reconocer el trabajo bien hecho cuando se consigan las metas establecidas. Un pequeño gesto gratuito hará que el empleado sienta su trabajo reconocido y valorado. Se sentirá dentro del grupo de trabajo e identificado con la empresa y su éxito.
  4. Buen ambiente laboral. Favorecer un buen clima laboral ayuda a la buena organización cuando se trabaja en equipo, una buena comunicación y conexión interna es imprescindible para conseguir alcanzar los objetivos de trabajo.

En cualquier caso, el modelo de gestión por confianza no es un objetivo, sino el “camino”. La clave la encontramos nuevamente en la música. La letra la pone John Lennon, la voz, Billie Joe Armstrong: “All I want is the truth now, Just gimme some truth now”

I DON´T KNOW WHAT´S WRONG WITH ME !!!

Cuando escucho hablar de salud mental, siempre me viene a la cabeza la canción de Weezer, All My Favorite Songs: “All my favorite songs are slow and sad, All my favorite people make me mad, Everything that feels so good is bad, bad, bad (hey, hey), All my favorite songs are slow and sad, I don’t know what’s wrong with me (ooh, ooh, ooh), I don’t know what’s wrong with me (ooh, ooh, ooh)”. Aunque musicalmente hablando parezca una canción vitalista, con una fuerte presencia de instrumentos de cuerda, sobre todo durante el estribillo, lo cierto es que la letra es más bien pesimista, probablemente influenciada por el momento en el que se escribió, durante las primeras olas de la pandemia desatada por la Covid-19. En este sentido, aborda la ansiedad que le provoca a muchas personas sentir que no están aprovechando su vida, y el vaío que la incertidumbre les genera al sentirse fuera de lugar.  

Después de dos años de pandemia, el bienestar de los equipos, con foco especial en la salud mental, debiera ocupar un lugar prioritario de la gestión del talento.

En los próximos meses se hablará cada vez más de la ‘huella de salud’ en la gestión de los grupos de interés o stakeholders de la empresa -empleados, clientes y proveedores-, con especial foco en la salud mental. Y es que, aunque la tendencia venía de antes, la pandemia ha acelerado la consideración de que la salud y el bienestar integral de los empleados no son simples beneficios sociales o complementos de la RSC, sino que deben formar parte del ADN corporativo.

Como señala Forbes en su repaso a las tendencias en Recursos Humanos para 2022, las empresas tienen la oportunidad de apoyar a sus empleados en muchos aspectos de su vida tanto laboral como personal. El concepto bienestar, por tanto, se ha de ampliar tanto en su significado -más allá de lo físico, el wellbeing corporativo incluye lo emocional, financiero, social y profesional-, como en su alcance, yendo más allá del empleado individual e intentando abarcar su entorno más cercano.

Aunque el wellbeing del empleado abarca múltiples dimensiones, hay un aspecto del bienestar de las personas que en los últimos meses -debido, en buena medida, a los estragos causados por la pandemia y la inestabilidad socio – económica – está ocupando cada vez más espacio en la opinión pública: la salud mental. De acuerdo con el último informe de la OCDE sobre este tema, los casos de depresión alcanzan en España el 18,7%, por encima de Italia (17,3%), Japón (17,3%) o República Checa (11,8%).

El coste total de los problemas de salud mental en España es de un 4,2% del PIB (aproximadamente 45.000 millones de euros), según los datos que recogía Infosalus antes de la pandemia. Por el contrario, invertir en la salud mental de los empleados, como apunta McKinsey, tendría un retorno económico de 3,75 euros por cada euro invertido. Y así parece que lo están haciendo cada vez más empresas. De acuerdo con el Observatorio IBEX 35. Salud, Bienestar y Sostenibilidad en las empresas del IBEX 35, elaborado por Forética en 2021, el 36% de las empresas del IBEX 35 cuentan con algún programa específico sobre salud mental para empleados.

Aquí os dejo un enlace de un estudio reciente elaborado por Infojobs sobre este tema: https://nosotros.infojobs.net/prensa/notas-prensa/la-salud-mental-principal-amenaza-para-la-gran-dimision-espanola-el-32-los-trabajadores-que-se-plantea-dejar-su-puesto-este-2022-la-menciona-como-primer-motivo. Las conclusiones son demoledoras:

  • Un 23% de los trabajadores españoles se planteó en 2021 dejar su puesto de trabajo, y un 27% se plantea hacerlo en este 2022
  • La población activa en general, además de dar prioridad a la salud mental (27%), valora otros aspectos como las condiciones económicas (24%) y, en tercer lugar, la salud física (20%)

MÚSICA EN EL TRABAJO: ¿POR QUÉ NO?

Con este contexto, y máxime teniendo en cuenta la temática de este blog, es lógico recuperar a modo propuesta una de las reflexiones en Linkedin que hace meses daba origen a este proyecto: https://www.linkedin.com/posts/feliperiverollama_m%C3%BAsica-en-el-trabajo-por-qu%C3%A9-no-si-con-activity-6863068096685473792-s5SG?utm_source=linkedin_share&utm_medium=member_desktop_web

Si con la música mejoramos otros aspectos de nuestra vida cotidiana, parece lógico afirmar que con ella también aumentaríamos nuestro bienestar y rendimiento. Obviamente, hay trabajos en los que, desde una perspectiva de seguridad en el trabajo, estaría contraindicada, pero en términos generales, las evidencias científicas demuestran que la música provoca la liberación de dopamina, que es un neurotransmisor que, entre otras funciones, genera la sensación de placer.

Algunos de los beneficios de escuchar música mientras trabajamos son los siguientes: disminuye el estrés, ayuda a la concentración, potencia tu creatividad, incrementa tu motivación y tus niveles de activación, mejora el estado de ánimo, aísla los sonidos ambientales molestos, y aumenta la productividad.

No obstante, hay que saber elegir qué tipo de música escuchar, ya que las canciones también pueden actuar como elemento distractor. En general, es mejor escuchar música sin distracción de voces, ya que las letras de las canciones hacen que tu cerebro utilice recursos cognitivos para descifrar lo que está escuchando. También es aconsejable evitar canciones nuevas, ya que harán que te centres en la novedad y no en la tarea a realizar. Por último, dependiendo del objetivo que queramos conseguir (relajarnos, motivarnos…), es más recomendable un tipo de música u otro. En este sentido, la elección es muy personal, ya que a cada uno le genera diferentes emociones y depende de gustos personales.