Cuando escucho hablar de salud mental, siempre me viene a la cabeza la canción de Weezer, All My Favorite Songs: “All my favorite songs are slow and sad, All my favorite people make me mad, Everything that feels so good is bad, bad, bad (hey, hey), All my favorite songs are slow and sad, I don’t know what’s wrong with me (ooh, ooh, ooh), I don’t know what’s wrong with me (ooh, ooh, ooh)”. Aunque musicalmente hablando parezca una canción vitalista, con una fuerte presencia de instrumentos de cuerda, sobre todo durante el estribillo, lo cierto es que la letra es más bien pesimista, probablemente influenciada por el momento en el que se escribió, durante las primeras olas de la pandemia desatada por la Covid-19. En este sentido, aborda la ansiedad que le provoca a muchas personas sentir que no están aprovechando su vida, y el vaío que la incertidumbre les genera al sentirse fuera de lugar.
Después de dos años de pandemia, el bienestar de los equipos, con foco especial en la salud mental, debiera ocupar un lugar prioritario de la gestión del talento.
En los próximos meses se hablará cada vez más de la ‘huella de salud’ en la gestión de los grupos de interés o stakeholders de la empresa -empleados, clientes y proveedores-, con especial foco en la salud mental. Y es que, aunque la tendencia venía de antes, la pandemia ha acelerado la consideración de que la salud y el bienestar integral de los empleados no son simples beneficios sociales o complementos de la RSC, sino que deben formar parte del ADN corporativo.
Como señala Forbes en su repaso a las tendencias en Recursos Humanos para 2022, las empresas tienen la oportunidad de apoyar a sus empleados en muchos aspectos de su vida tanto laboral como personal. El concepto bienestar, por tanto, se ha de ampliar tanto en su significado -más allá de lo físico, el wellbeing corporativo incluye lo emocional, financiero, social y profesional-, como en su alcance, yendo más allá del empleado individual e intentando abarcar su entorno más cercano.
Aunque el wellbeing del empleado abarca múltiples dimensiones, hay un aspecto del bienestar de las personas que en los últimos meses -debido, en buena medida, a los estragos causados por la pandemia y la inestabilidad socio – económica – está ocupando cada vez más espacio en la opinión pública: la salud mental. De acuerdo con el último informe de la OCDE sobre este tema, los casos de depresión alcanzan en España el 18,7%, por encima de Italia (17,3%), Japón (17,3%) o República Checa (11,8%).
El coste total de los problemas de salud mental en España es de un 4,2% del PIB (aproximadamente 45.000 millones de euros), según los datos que recogía Infosalus antes de la pandemia. Por el contrario, invertir en la salud mental de los empleados, como apunta McKinsey, tendría un retorno económico de 3,75 euros por cada euro invertido. Y así parece que lo están haciendo cada vez más empresas. De acuerdo con el Observatorio IBEX 35. Salud, Bienestar y Sostenibilidad en las empresas del IBEX 35, elaborado por Forética en 2021, el 36% de las empresas del IBEX 35 cuentan con algún programa específico sobre salud mental para empleados.
Aquí os dejo un enlace de un estudio reciente elaborado por Infojobs sobre este tema: https://nosotros.infojobs.net/prensa/notas-prensa/la-salud-mental-principal-amenaza-para-la-gran-dimision-espanola-el-32-los-trabajadores-que-se-plantea-dejar-su-puesto-este-2022-la-menciona-como-primer-motivo. Las conclusiones son demoledoras:
- Un 23% de los trabajadores españoles se planteó en 2021 dejar su puesto de trabajo, y un 27% se plantea hacerlo en este 2022
- La población activa en general, además de dar prioridad a la salud mental (27%), valora otros aspectos como las condiciones económicas (24%) y, en tercer lugar, la salud física (20%)
MÚSICA EN EL TRABAJO: ¿POR QUÉ NO?
Con este contexto, y máxime teniendo en cuenta la temática de este blog, es lógico recuperar a modo propuesta una de las reflexiones en Linkedin que hace meses daba origen a este proyecto: https://www.linkedin.com/posts/feliperiverollama_m%C3%BAsica-en-el-trabajo-por-qu%C3%A9-no-si-con-activity-6863068096685473792-s5SG?utm_source=linkedin_share&utm_medium=member_desktop_web
Si con la música mejoramos otros aspectos de nuestra vida cotidiana, parece lógico afirmar que con ella también aumentaríamos nuestro bienestar y rendimiento. Obviamente, hay trabajos en los que, desde una perspectiva de seguridad en el trabajo, estaría contraindicada, pero en términos generales, las evidencias científicas demuestran que la música provoca la liberación de dopamina, que es un neurotransmisor que, entre otras funciones, genera la sensación de placer.
Algunos de los beneficios de escuchar música mientras trabajamos son los siguientes: disminuye el estrés, ayuda a la concentración, potencia tu creatividad, incrementa tu motivación y tus niveles de activación, mejora el estado de ánimo, aísla los sonidos ambientales molestos, y aumenta la productividad.
No obstante, hay que saber elegir qué tipo de música escuchar, ya que las canciones también pueden actuar como elemento distractor. En general, es mejor escuchar música sin distracción de voces, ya que las letras de las canciones hacen que tu cerebro utilice recursos cognitivos para descifrar lo que está escuchando. También es aconsejable evitar canciones nuevas, ya que harán que te centres en la novedad y no en la tarea a realizar. Por último, dependiendo del objetivo que queramos conseguir (relajarnos, motivarnos…), es más recomendable un tipo de música u otro. En este sentido, la elección es muy personal, ya que a cada uno le genera diferentes emociones y depende de gustos personales.