IT´S A HARD LIVE

“It´s a hard live” es una de las grandes canciones menos conocidas de la banda de rock británica Queen. Escrita por Mercury, fue incluida en su álbum de 1984, The Works. La apertura está basada en la línea “Ridi, Pagliaccio, sul tuo amore infranto!” de “Vesti la giubba”, un aria de la ópera de Ruggero Leoncavallo, Pagliacci. La canción habla de la dificultad de enamorase y desenamorarse, de cómo alguién intenta que algo funcione pudiendo al final no tener éxito, de que no importa tanto que algo acabe como el haberlo tenido …

En nuestra vida profesional ocurre lo mismo. A veces lo intentamos, y no pasa. En ocasiones, tenemos que decir adiós. Muchas personas deciden cambiar de trabajo porque se sienten infravaloradas o poco integradas en el proyecto. En ocasiones las empresas entienden que no es el mejor momento ni lugar para un determinado trabajador/a. No pasa nada, es parte de nuestro desarrollo personal y profesional. Simpre nos quedará la experiencia adquirida y/u ofrecida. En estos casos, y salvo falta de integridad por una u otra parte, lo importante es tener claro que las relaciones laborales no acaban cuando cerramos la puerta por fuera.

NUEVE PASOS PARA UNA BUENA SALIDA

  1. Hazlo con antelación. Lo primero que debes tener en cuenta es avisar con la suficiente antelación. Las prisas no son buenas en casi nada, y en esto tampoco. Tus jefes más directos podrían interpretar que les dejas colgados, sobre todo si estabas desarrollando algunas tareas urgentes.
  2. Evalúa a quién dirigirte. En condiciones normales, hay que seguir los procedimientos y canales que existan en la empresa. Lo lógico es hablar con el jefe directo y después con el área de Recursos Humanos. Inicialmente, no es aconsejable escribir cartas, a menos que la decisión sea irrevocable. Una carta se percibe como un distanciamiento y un deseo de no dialogar.
  3. Busca buenos argumentos. Cuando uno se siente infravalorado y no encuentra sentido a su trabajo en la empresa, puede resultar difícil o engorroso dar una explicación exacta de su marcha, sobre todo si no se dispone de otra oferta de trabajo y la primera expectativa va a ser el paro. Alega razones personales y plantea que necesitas repensar tu carrera profesional. Normalmente, todos los jefes o responsables entenderán tu propuesta como una razón lógica y lícita. Seguramente también ellos lo vivieron así en el pasado. De hecho, y en función de su nivel de responsabilidad, acostumbran a buscar alternativas con la dirección para sus colaboradores. Incluso, si en la propia compañía no se puede hacer nada al respecto, pueden llegar a aconsejar diferentes vías y facilitar diversos contactos personales para ayudar a la salida del empleado. Eso sí, siempre que tengan clara la valía del candidato y que no existan otras posibilidades internas.
  4. Si la situación es ‘delicada’, te conviene ser discreto. Hay otros motivos, afortunadamente poco comunes, que llevarían a una persona a tener el deseo de marcharse: discriminación racial, política, cultural, de género, acoso sexual, etc. Puesto que estas circunstancias son delicadas y atañen a toda la empresa, y si optas por tratar de mantener la confidencialidad, la persona con quien deberías contactar inicialmente sería con el responsable de Recursos Humanos. Si el motivo viene dado por estas cuestiones, hay que plantearlo con cautela y de forma muy veraz y creíble, porque la empresa suele querer datos concretos. Por experiencia propia sé que este tema resulta muy complejo.
  5. Finaliza tus tareas en la empresa. En caso de que te sea posible, deberás comprometerte con la empresa a finalizar el proyecto o los proyectos en los que estabas implicado. Si esto resulta demasiado complicado, al menos te encargarás de poner toda la información al respecto a disposición de los que vayan a hacerse cargo, para facilitar que la continuidad se produzca sin mayores problemas.
  6. No critiques. Aunque a veces uno se tenga que morder la lengua, no es aconsejable aprovechar los últimos momentos para criticar o cargar las tintas sobre los aspectos negativos observados en el funcionamiento de la compañía o en el liderazgo de los directivos. En caso de que no podamos aguantarnos, hay que hacerlo con espíritu constructivo e indicando que creemos que se están tomando, o se pueden tomar, medidas para resolverlo.
  7. No te cierres puertas. Aunque el desánimo sea la razón principal que nos lleve a cambiar de rumbo profesional, tus proyectos deberán condicionar la forma y el momento de finiquitar el contrato. No es lo mismo que estés pensando en buscar un nuevo trabajo como asalariado que optar por establecerte como profesional independiente o constituir una empresa. Incluso puedes intentar convertirte en proveedor de tu antigua compañía. Sería una buena estrategia comercial pues, al conocer sus características y necesidades, les podrás servir mejor. De cualquier forma, nunca hagas públicas tus intenciones, antes es preciso tenerlas muy claras.
  8. Despedida personal. Una vez que está clara la decisión, despídete directamente de todas las personas con las que has tenido contacto profesional, por supuesto sin olvidarte de los directivos ajenos a tu propio departamento. Da las gracias a los compañeros por su colaboración y por todo lo aprendido, y pon tu amistad a disposición de todos ellos. Es preferible despedirse en primer lugar del jefe directo y, después, de los responsables con los que hayas tenido contacto, particularmente de aquéllos con los que has trabajado y, por supuesto, de aquéllos que te contrataron, etc. Según sea la cultura de la empresa, tienes que considerar qué personas de la alta dirección deben enterarse directamente de tu salida. Tras despedirte de estas personas conviene hacerlo de manera general. El correo electrónico puede servir para esta segunda fase.
  9. Prepárate para las ‘malas caras’. ¿Cómo debes actuar si el jefe se toma a mal tu salida de la empresa y te pide explicaciones de mala manera? Primero, has de prever esa situación tomando conciencia de que tu actitud consistirá en hablar cortésmente y sin acaloramientos. Le indicarás que comprendes su sorpresa, pero que la carrera de cada uno es algo que debe decidir uno mismo. No obstante, es conveniente agradecerle lo que has aprendido con él y decirle que siempre estarás dispuesto a mantener relaciones. Si se pone muy violento, lo mejor será no perder la calma y acortar al máximo la reunión. Al cabo de unos días, una vez enfriada la situación, llámale para disculparte por la sorpresa causada. Si no quiere ponerse al teléfono, simplemente le puedes enviar un correo electrónico indicando que hubieses querido volver a verle. Eso sí, siempre con amabilidad: lo cortés no quita lo valiente.

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